Campaña No Hay Excusas busca visibilizar la explotación sexual
La explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes es una violación fundamental de los derechos del niño.
Pieza publicitaria que imita foto de hombre detenido con un cartel colgando de su cuello que lee "Natalia 16 años". A la derecha del hombre se lee "No sabía que era menor. No hay excusas. Explotar sexualmente a niñas, niños y adolescentes es un delito. Informate y denunciá al (teléfono) 100". Firman INAU, Conapees y UNICEF.
En el contexto de la emergencia sanitaria, y sus consecuencias en la interrupción de algunos servicios sociales y restricción de los desplazamientos, muchas niñas, niños y adolescentes están más expuestos a ser víctimas de explotación, violencia y abuso.
En este marco, y a raíz de los recientes casos que vienen siendo investigados por la justicia, INAU, CONAPEES y UNICEF deciden relanzar No Hay Excusas, una campaña que busca visibilizar el fenómeno de la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, desnaturalizarlo y motivar una postura de condena en la sociedad en general, informando, desarticulando los mitos e invalidando las excusas en torno al fenómeno.
¿Qué es la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes?
Es una violación de los derechos de niñas, niños y adolescentes que refiere a su utilización en actividades sexuales, eróticas o pornográficas para la satisfacción de los intereses o deseos de una persona o grupo de personas, a cambio de un pago o promesa de pago económico, en especie o de cualquier tipo, para la niña, niño o adolescente, para una tercera persona o para varias. Los niños, niñas y adolescentes víctimas son tratados como un objeto sexual y una mercancía. La explotación sexual comercial constituye un delito, una forma de coerción y violencia, que puede implicar el trabajo forzoso y formas contemporáneas de esclavitud.
La explotación sexual comercial atenta contra la dignidad, la vida y el desarrollo de niñas, niños y adolescentes. No es posible considerar la posibilidad de consentimiento o responsabilidad por parte de las víctimas. No hay excusas. El desconocimiento de la edad, la vestimenta o la apariencia de la niña, niño o adolescente no son argumentos válidos para justificar estos comportamientos.
Los responsables de que este fenómeno exista y se siga reproduciendo son las personas adultas, ya sea desde la promoción, el consumo, la tolerancia, el silencio o la no reprobación.
Quienes explotan no son solamente los proxenetas que someten a niñas, niños o adolescentes, sino también cualquier persona que los utilice en actividades sexuales, eróticas o pornográficas para la satisfacción de sus intereses o deseos, o los de una tercera persona. El adulto que paga por actividades sexuales con niñas, niños y adolescentes, el explotador (mal llamado cliente), es responsable del delito.
La normativa nacional, a través de las leyes n.° 17.815 “Violencia sexual comercial o no comercial cometida contra niños, adolescentes e incapaces” y n.° 19.643 “Prevención y combate a la trata de personas” penan estos tipos de violencia como delitos y penalizan al explotador.
Dada la complejidad del problema, no es posible aportar cifras exactas, sin embargo, distintas investigaciones cualitativas, han mostrado que en Uruguay la explotación sexual comercial infantil existe en sus distintas modalidades, utilización de imágenes en pornografía y actos sexuales remunerados o con promesa de remuneración.
En 2019, los dispositivos de INAU, responsables de la atención de los casos de niños, niñas y adolescentes que viven situaciones de explotación sexual comercial, registraron un total de 209 situaciones en todo el país y unas 72 en el primer cuatrimestre del año 2020.
Esta campaña busca colocar públicamente a la explotación de niñas, niños y adolescentes como una problemática social, económica y cultural, que afecta significativamente sus derechos.
Fuente: https://www.unicef.org/uruguay/nohayexcusas#:~:text=En%20este%20marco%2C%20y%20a%20ra%C3%ADz,postura%20de%20condena%20en%20la